La buena letra

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«Hoy ha comido en casa y, a la hora del postre, me ha preguntado si aún recuerdo las tardes en que tu padre y tu tío se iban al fútbol y yo le preparaba a ella una taza de achicoria. He pensado que sí, que después de cincuenta años aún me hacen daño aquellas tardes. No he podido librarme de su tristeza.

Mientras los hombres se ponían las chaquetas y se peinaban ante el espejito del recibidor, ella se quejaba porque no la dejaban acompañaros. Tu tío me guiñaba un ojo por encima de su hombro cuando le decía: «Te imaginas qué efecto puede hacer una mujer entre tantos hombre. Esto no es Londres, cielo. Aquí las mujeres se quedan en casa». Y a ella se le saltaban las lágrimas con un rencor que, en cuanto pudo, nos obligó a pagar»

Ana le cuenta a su hijo una vida de pequeñas miserias con las que se han tejido las relaciones personales y familiares. Sus palabras se convierten en un duro legado para una nueva generación que quiere levantarse sobre la inocencia.

Con este material, en el que tiene más peso lo que se intuye que lo que se narra, La buena letra se convierte en deudora de la concepción balzaquiana según la cual la novela es historia privada de las naciones y consigue descubrir los mecanismos que funcionan como silencioso motor de la historia, en cuyo devenir toda generación se levanta sobre las cenizas de otra y cada vez que el poder cambia de manos lo hace bajo el signo de la traición y de un sufrimiento que, siendo inútil, es también una forma descarnada de lucidez, de sabiduría.


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La buena letra

Rafael Chirbes

Anagrama. Col. Compactos

7,90 euros.

Disponible en Ubú Libros

 




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